Hace poco recibí una llamada (noviembre de 2023) de una emisora comarcal. El locutor me lanzó una pregunta: “¿Qué es el arte para ti?”. Yo, que estaba en otra cosa que me desconectaba totalmente del tema (haciendo una factura), me quedé descolocado. La pregunta no era nada sencilla. Creo, y quizá entendí mal, que me comentó que lo hacía porque era el Día Internacional del Arte. No tenía ni idea de que ese día existía, lo cual no es raro en mí. Pero hoy, al escribir esto, me puse a investigar y resulta que el Día Internacional del Arte es en abril… así que debí entender mal o recuerdo mal, por qué este comunicador me hizo esa pregunta.
La cuestión es que, justo en ese momento, estaba facturando por haber ofrecido mi arte en un congreso de abogados que, para ser sinceros, le prestaron poca atención (a mi arte). Se me petó un poco la cabeza. Le respondí: “Menuda pregunta, no es fácil de responder”, y empecé a soltar una retahíla de argumentos buscando la mejor respuesta. Él me dijo si podía ir apuntando, y pensé: joder, pobrecito, le va a salir un libro. Llevaba un buen rato hablando y aún no había concretado nada. Entonces, con algo de sentido común, le propuse que me llamara en cinco minutos. Así podría acabar la factura. Pensé que esta obligación oficinística era lo que me impedía concentrarme en una respuesta seria. Concluí que esta tarea gestora no me dejaba ponerme en modo filosófico-artístico.
Terminé la factura y la envié. Mientras esperaba que el chico volviera a llamar, me quedé mirando el cuadro de Ángel Martínez que tengo frente a mí y empecé a divagar. Pensé (el ego del artista): después de seis años en el Matarraña y toda una vida, larga, dedicada al artisteo, me toman en cuenta y consideran que mi opinión es importante, relevante, quizá incluso necesaria.
A los diez minutos de espera me dije: ya que tarda, voy a apuntar algunas ideas para poder dar una respuesta más concreta y precisa. Pero esa respuesta no venía. Así que empecé a escribir cosas de forma aleatoria, sin sentido aparente, como suelo hacer, con la esperanza de que, al final, algo coherente saldría.
Cuando leo o escucho hablar a grandes artistas que me gustan (soy un apasionado de las biografías, sobre todo de músicos), muchos suelen decir que buscan mostrar algo auténtico, novedoso y de calidad (lo de la calidad, en ocasiones, es difícil de calibrar). Eso no es fácil de encontrar.
En lo que se llama arte, en lo que se compra como arte, hay muchas cosas que se parecen a lo auténtico, con apariencia de novedad y, sobre el papel, de calidad, pero en realidad no lo son. Hay demasiadas propuestas que yo incluyo en “el arte de vivir del arte”. Muchos inventan cosas que se parecen al arte, pero no lo son. Una forma muy común de hacerlo es valerse de la tradición o de las tendencias. Cuando algo gira en torno a esos elementos, al menos hay que sospechar y analizar si realmente se trata de una propuesta verdadera o si sólo lo parece. Se compra mucho arte que sólo se parece; espectáculos que, en la publicidad, prometen mucho, pero cuando los ves en directo, te das cuenta de que no lo son. Sólo se parecen.
Cuando había escrito todo esto, ya habían pasado posiblemente más de veinte minutos y, claramente, no había encontrado aún qué coño es el arte. Como el mozo no llamaba, seguí escribiendo.
Pienso que cuando se compra arte, especialmente en los pueblos, se debería hacer un esfuerzo por buscar la máxima calidad. Eso nos diferenciaría. El arte tiene que ser, no sólo parecer.
Para que me guste, el arte tiene que tener un punto sorpresivo. Tiene que sorprenderme, y eso, a mi edad y con tantos años viendo y escuchando propuestas artísticas, ya no es tan fácil. La mayoría de las cosas que veo me aburren, sobre todo las fórmulas repetidas. Si alguien se enfrenta a algo ya muy trabajado por otros artistas, necesita hacerlo con mucha calidad y un toque novedoso. Entonces, sí: veré arte y me emocionaré.
Seguí escribiendo, pensando que ya había dicho mucho sin haber encontrado aún una respuesta a la dichosa pregunta. Pensé: bueno, como aún no ha llamado el locutor, lo que haré será buscar un final coherente y subrayar cuatro cosas de lo que he escrito. Me imaginé diciéndole:
“Para no alargarme más, y respondiendo a tu pregunta, podría decir que el arte, para mí, resumiendo, es creatividad, sorpresa y belleza. Es intentar hacer algo íntimo sin esperar nada a cambio… y pasar frío. Pero, mejor que yo, creo que quien resume muy bien lo que para mí es el arte es el documental Ríos y Mareas. Gracias por haber llamado. Espero no haberme enrollado demasiado. La pregunta se las traía.”
Cuando concluí, ya había pasado posiblemente más de una hora, y el locutor no me había vuelto a llamar. Como su número quedó registrado, le devolví la llamada. Hablé con él, y me dijo que ya tenía suficientes respuestas de otros artistas.
Está claro: no me toman en cuenta, ni piensan que mi opinión sea importante, relevante… y, sin duda, no es necesaria.
De todas maneras, ya que lo he escrito, aquí lo dejo.
Besitos Tomás.
https://youtu.be/AT3lveJmjY8?feature=shared
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